Adultos Mayores: La vida, ese paréntesis

El Dr. Claudio Ubertino Rosso habló en su columna acerca de una columna escrita por él, relacionada a los juegos en los adultos:

LA VIDA, ESE PARENTESIS
Me tomé el atrevimiento de titular esta columna con un libro de Mario Benedetti – La vida, ese paréntesis “, quizás fue la tarde lluviosa que me permitió garabatear éstas líneas, hizo fijar la vista en la biblioteca – que esta siempre a mis espaldas en el escritorio en una de las habitaciones de casa -. Como si me estuviera llamandome “ el uruguayo “, tomo en mis manos el libro, abro y releo los poemas y pequeñas prosas en donde el autor aparece “ muy cercano” pronunciando en voz alta preguntas para las que acaso puede o no haber respuestas. El editor se atreve a sugerir en la solapa del libro a cada lector, que los textos de Don Mario, hablan de memorias y olvidos, de máscaras y adioses, de la vida y la muerte, de hombres y mujeres que se sueñan inmortales. El “ arte poético “ de este rioplatense, nos reafirma el valor de la poesía, como talismán para vencer el escepticismo y creer en la libertad. Cada poema tenía una señal en lápiz o marca que había hecho yo vaya saber cuando lo leí por primera vez, tomé uno al azar, “ Pocas cosas “, el comienzo del primer párrafo ya es premonitorio: “ En este mundo hay tan poquitas cosas capaces de endulzarte a uno la vida, digamos la esperanza amanecida o la lluvia que brilla en las baldosas “.
Fue un flash, un empujón que me movilizó en seguir buscando cosas para escribir esta columna y encontré otro libro en los anaqueles de la biblioteca, “ LA VIDA SECRETA DE LA MENTE – Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos – de Mariano Sigman de Editorial Debate , en su capítulo 1ro. indica: “ De todos los lugares que recorremos durante la vida, el más extraordinario seguramente sea el país de la niñez. Un territorio que desde la mirada retrospectiva de la adultez se vuelve cándido, ingenuo, colorido, onírico, lúdico, vulnerable
Estos dos libros me abrieron la puerta para hablar de la importancia de los juegos en nuestras vidas, no solo en las infancias, sino en cualquier etapa de nuestra existencia.
Vaya casualidad, husmeando noticias para armar las columnas semanales, aparece en Página 12 digital, un reportaje al Lic. Gustavo Macrukc ,experto en salud comunitaria. El título del reportaje es tan impactante como el poema que cité de Benedetti y del texto de Sigman, “ La ausencia del juego en la calle muestra la pobreza de la vida comunitaria”. El entrevistado analiza la historia del juego callejero, su inexistencia actual y los significados sociales de su transformación.
El sociólogo entrevistado interroga: ¿ Cuántas veces usamos el verbo jugar por día? O expresamos las siguientes alusiones a la palabra juego: Tenés que jugarte, jugártela, dejá de jugar con tu vida y otras tantas.. Expone: “ Es que jugar es algo muy serio, por eso se lo trata de infantilizar. No solemne, es lo más serio que hay “. El investigador usa una frase el filosofo Nietzsche: “La madurez del hombre es haber reencontrado la seriedad que de niño se tenía al jugar “.
El Lic. Macrukc reflexiona y analiza – consecuencia de un trabajo de campo de investigación social en barrios porteños – como y por qué la vida cotidiana, social y política de los habitantes promovió transformaciones en el uso de los espacios públicos urbanos, entre ellos la desaparición de los juegos callejeros. Esa pérdida de lo lúdico en los barrios se convirtió en uno de los factores claves para entender la construcción del miedo y la percepción de inseguridad en la vida urbana .El tándem juego/miedo, interpela a la ciudad y ofrece una lectura sobre la salud de la sociedad.
El especialista dice: “ Jugar implica infinidad de cosas, derroche o liberación de energía, placer, aventura, exploración y – por que no – transgresión, a veces competencia, aunque mayormente no sea lo más importante.
El juego en la calle, para el caso, constituye el eje elegido para narrar el modo en que se organizaban las prácticas cotidianas de los vecinos, afuera de las casas, en la vereda, esquinas, placitas, baldíos, estaciones de tren o colectivo, clubes o instituciones de barrio -sociedades de fomento -, festividades, etc.
El juego en las calles o en los espacios públicos, para este experto, significa SALUD MENTAL, el espacio público como lugar de encuentro, de intercambio no desde el plano comercial, utilizando un concepto del pedagogo italiano Francesco Tonucci, en su libro la ciudad de los niños, que las ciudades se han olvidado de dos grandes sectores de la ciudadanía, los niños y los ancianos. Solo atiende al segmento más fuerte, el consumista y productivo.
Nuestra ciudad no escapa a la realidad, pero es significativo que los vecinos usan los espacios públicos, es notorio una vuelta a las plazas o sectores verdes. Hay una vuelta a los espacios sociales – clubes y sociedades de fomento -, pero la calle esta brava, por el tránsito en el centro y en las barriadas, pero jugar en ciertos sectores, se ve una vuelta, especialmente con los playones para multi prácticas deportivas.
Y los adultos mayores también forman parte, claro que sí, desde la Subdireccion de Adultos Mayores, las actividades de juego son y serán la prioridad, sumando otras variantes culturales como la danza, el canto, la pintura y lo cognitivo. Pero el juego es y será una cosa muy seria -usando la frase del sociologo Makrucz – para esta área municipal, priorizando también la descentralización de estas actividades en barrios y localidades.
No por nada están agotadas las inscripciones en los talleres de la casita, ni que hablar de la instancia local de las Olimpiadas Virgen de Luján, para el armado de los equipos que representarán a nuestra ciudad a tan importante evento.
Por ello, es tarea de todos – no solo de quienes tienen a cargo la directriz de las ciudades – que los espacios públicos sean vivibles , priorizando a los niños y adultos mayores, por eso vuelvo a Benedetti, que en su libro La vida, ese parentesis tiene otra prosa titulada: “ Tantas Ciudades “ en uno de los párrafos dice: “ hay ciudades que osan defenderse de la hipocresía y el consumismo… ciertamente ninguna ciudad es tan infame… pero aún en las franjas de la quimera, en los puntos que nacen del desvelo, hay ciudades para vivir y otras en las que no querría ni caerme muerto”.-
Hasta la próxima!!!

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