Gabriela Mattarollo en su columna habló acerca de cuando alguien que te importa te hace daño, puedes aferrarte a tu ira y resentimiento, o perdonarlo y seguir adelante.
¿A quién no le han herido las acciones o las palabras de otra persona? Tal vez uno de tus padres te criticó constantemente cuando crecías, un colega saboteó uno de tus proyectos o tu pareja te engañó. O quizás tuviste una experiencia traumática, como abuso físico o emocional de parte de una persona en quien confiabas. Esas heridas pueden causar sentimientos persistentes de resentimiento, amargura e ira, y, a veces, incluso odio.
Pero si te aferras a ese dolor, quizá seas tú quien pague el precio más alto. Perdonar te puede traer paz y esperanza. Considera cómo el perdón puede guiarte por el camino del bienestar físico, emocional y espiritual.
¿Qué es el perdón?
Perdonar significa diferentes cosas para las distintas personas, pero, en general, implica una decisión intencional de dejar atrás el resentimiento y la ira.
Es posible que nunca olvides la acción que te hirió u ofendió, pero esforzarte en el perdón puede disminuir la influencia que esa acción tiene en ti. Puede ayudar a liberarte del control de la persona que te hirió. A veces, el perdón puede incluso derivar en sentimientos de comprensión, empatía y compasión hacia la persona que te hirió.